Por: Nathalia Monroy Veloza
El primer acercamiento de Renata Pulido a Gabriel García Márquez fue algo obligado; sí, por aquellas lecturas de la clase de español de sexto o séptimo, por allá a inicios de este nuevo milenio. Y fue, obviamente, ‘Crónica de una muerte anunciada’, seguro que muchos de ustedes recuerdan por lo menos el inicio de este libro: “El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5:30 de la mañana para esperar el buque en el que llegaba el obispo.”
En realidad, esta no fue una experiencia grata para ella. Tal vez no la disfrutó tanto porque era simplemente un requisito escolar, o tal vez no era el tiempo ni el momento para abordar este libro del Nobel de Literatura. Lo que sí es cierto es que no insistió en conocerlo y se aguantaba los comentarios de algunos que decían: “¿cómo así, no has leído ‘Cien años de soledad’?”. No, ¿y qué?
“Me ha ayudado a entender que en la vida la magia siempre va a estar presente para recordarnos que el desconocimiento es un motor de evolución para la humanidad”.
Leandro Arenas
Como dice Nelson Fredy Padilla, editor de El Espectador y quien trabajó con García Márquez de 1995 a 2001 en la extinta Revista Cambio, “a Gabo hay que comenzarlo a leer a través de sus cuentos o incluso sus artículos y crónicas, porque si se inicia con alguna de sus novelas y más en época escolar se puede correr el riesgo de detestarlo”.
Aunque en la universidad le hablaban de las enseñanzas y del aporte tan significativo de Gabo a la literatura mundial, Renata no se inclinaba mucho, ni por curiosidad, a abrir nuevamente un libro de él. Tal vez si Amparo, su profesora de español, le hubiera presentado un cuento como ‘El mar del tiempo perdido, o ‘Un señor muy viejo con unas alas enormes’, o uno más conocido como ‘Algo muy grave va a suceder en este pueblo’ (del que incluso hay adaptaciones a teatro, como la presentada en el lanzamiento del Festival de Teatro y Circo de Bogotá de este año) tal vez y solo tal vez, le habrían gustado las obras del Nobel.
“Gabo hace parte de la historia de la literatura colombiana y, por ende, por ejemplo, en los colegios, no es una opción no leerlo, hace parte de la enseñanza básica”.
Mónica Garzón
Ahora bien, esta es una opinión muy particular, porque para otras personas haber conocido a Gabo en la niñez o la adolescencia fue lo mejor que les pudo pasar en sus vidas, como a Jessica Viviana Castillo, creadora de viajandonoselmundo.com, quien dice que “Gabo fue la puerta de entrada, en mi adolescencia, a un mundo desconocido. Sus historias, en esa época en la que uno cree que todo está perdido, me ayudaron a fijar mi vida profesional en la literatura para al final decidirme por estudiar periodismo”.
Por mucho tiempo Renata se rehusó a darle una segunda oportunidad al Nobel, y hacía parte de ese club de los que piensa que García Márquez está sobrevalorado o incluso endiosado, hasta que, en la Feria del Libro de 2014, donde fue protagonista, lo reconoció.
“Una vez describió a un perro echado a los pies de una cama. "Era un gran danés negro con el pecho nevado", escribió, y yo entendí que la nieve, ese milagro extraño y ajeno, estaba también en el trópico si sabíamos mirar. Eso me enseñó Gabo, a mirar con atención.”
Lucas Vargas
Entrar a Corferias y ver una gigantografía de él rodeado de sus mariposas amarillas, referencia que desconocía de su literatura, la conmovió y le hizo querer indagar un poco más sobre su obra.
Allí adquirió sus dos primeros libros de Gabo comprados por gusto: ‘Noticia de un secuestro’ y ‘El amor en los tiempos del cólera’, además aprendió muchísimo y pudo despejar esas dudas de cultura general que “todo el mundo debería saber”.
“Gabo tiene la genialidad del caribe en sus metáforas. Me conecta con la certeza de que lo que hagamos con la frontera entre la magia y la realidad nos determina. Gabo es único.”
Eugenia González
Pero Renata todavía no sentía esa emoción de la que muchos hablan, no le había picado el bicho ‘garciamarquiano’ como si lo vivió Chris Mosquera, cantante de LadoSur, quien comenzó a leer a Gabo desde muy pequeño e influyó radicalmente en su forma de escribir. “García Márquez fue un gran ejemplo para mí, tanto que fue un pilar de escritura y aprendizaje de temas como el erotismo, leyendo sobre con José Arcadio (hijo) y Pilar Ternera”.
No fue hasta un viaje a la mágica Taganga en 2016, en que se dio la oportunidad de que Gabo y Renata se reconocieran. Como es su costumbre, Renata siempre lleva un libro a cualquier viaje, sea para pasearlo o para que la acompañe, y por supuesto el ganador fue ‘Noticia de un secuestro’, ya que es un relato periodístico, muy afín a su profesión.
“Yo la verdad lo leí en el colegio, pero obligada. Me parece que si a uno lo ponen a leer Cien años de soledad obligado es un sacrilegio, porque es un libro complejo y ya le coges fobia al autor”.
Claudia Pereira
Y comprobó lo que dice Juan Gabriel Vásquez, autor del documental ‘Gabo, la magia de lo real’ y es que “García Márquez era un observador muy atento y un cronista muy preciso ya que, por ejemplo, si uno toma ‘Crónica de una muerte anunciada’ la puede usar como mapa para recorrer este pueblo sin nombre en Sucre”.
Pues en la playa, recostada en una hamaca, comenzó esta aventura en la cual, de un momento a otro, se sumergió, como en aquella escena de Harry Potter y la Cámara de los Secretos, en la que el diario de Tom Riddle se abre para que Harry sea absorbido por este, así se sintió, parada en cada calle, en cada casa, incluso en aquel carro en el que llevaron a Maruja Pachón y a Beatriz Villamizar al lugar de su secuestro.
La forma de escribir esta historia, los detalles en cada una de sus 329 páginas hicieron que se devorara el libro en ese corto viaje. Para Renata, la escritura del Nobel es como una canción, y como cuenta Nelson Fredy Padilla en una de sus anécdotas con Gabo “a él le gustaba que uno siempre leyera los textos en voz alta para buscar la musicalidad de la narración. Por ejemplo, le ayudé con la crónica ‘El enigma de los dos Chávez’ y lo vi incluir palabras a los datos que le dábamos para que fueran más sonoras, incluso, pararse y leerla a lo largo de la redacción para perfeccionarla.”
“Yo he leído ‘Cien años de soledad, ‘Crónica de una muerte anunciada’, ‘El coronel no tiene quien le escriba’ y ‘Del amor y otros demonios’, y para mí ha significado inspiración para la vida personal por qué han sido obras que recrean nuestra idiosincrasia y costumbres colombianas”
Rocío Posada
Hoy, siete años después de que las mariposas amarillas se llevaran a Gabriel García Márquez para su Macondo el aporte a la literatura mundial que hizo este cataquero, como se les dice a los nacidos en Aracataca, Magdalena, está tan vigente como siempre. Su obra nos lleva a viajar, expande nuestros mundos, ayuda a nuestro pensamiento a trascender. Además su legado al periodismo colombiano ha influido varias generaciones.
Renata seguirá en su búsqueda de ese bicho ‘garciamarquiano’ leyendo más de sus obras, tal vez los cuentos, por donde debió haber comenzado, y creyendo firmemente que siempre hay que leer para la vida.
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