Por Nicolás Montero Domínguez
Secretario de Cultura, Recreación y Deporte.
Emprender un camino implica imaginarlo, nos movemos primero mentalmente, para anticipar, proyectar, definir los hitos que habrán de conducirnos a nuestro destino. Trazamos mapas para que nos ayuden a ver, para mirar en ellos las etapas de nuestras búsquedas. Un mapa ofrece no sólo el punto de llegada sino las señas particulares del camino que debemos recorrer para disfrutar plenamente de la parada final. Ya Bogotá tiene un nuevo mapa, una ruta de navegación que servirá para que todos la recorramos y nos acerquemos, cada vez más, a ese pacto social y ambiental del siglo XXI que elegimos vivir. Estamos de celebración porque aprobamos el Plan de Desarrollo Distrital 2020 – 2024, y con esa guía y nuestro empeño estamos más cerca de esa sociedad abierta, cercana, capaz de mirarse a los ojos y crear, en conjunto, la ciudad que soñamos.
Nuestras apuestas, desde la Secretaría de cultura, Recreación y Deporte, están centradas en hacer de la cultura algo cotidiano, acercarnos como ciudadanos al acto de crear e incorporarlo dentro de nuestras dinámicas diarias. Reconocernos como creadores y a partir de allí elegir nuevos comportamientos, nuevas formas de relacionarnos con el arte, con el deporte, con el tiempo libre, procurando hacer consciente cada actividad y cosechar en ella el valor necesario para enriquecer y dignificar nuestras vidas. Esto implica pensar el trabajo cultural desde los territorios, apoyado en las comunidades, y darle entrada a la búsqueda colectiva de formas de poner en valor el papel del arte y la cultura en la vida de cada habitante de la ciudad.
Estamos en cuatro de los cinco propósitos de ciudad contemplados en el Plan de Desarrollo, con especial énfasis en el primero de todos: asumir el nuevo pacto social y ambiental interiorizándolo en cada ciudadano. La creación es la forma más dinámica, más flexible, de cimentar estas otras formas de relacionamiento. De ahí que como metas para ese primer propósito reconozcamos la importancia de la cultura ciudadana, como eje transversal de conversación; la formulación de una política distrital de lectura, como mecanismo para acercarnos a la comprensión del mundo, del otro y de nosotros mismos; y la necesidad de dar el paso de los públicos a las comunidades, de que como ciudadanos entendamos la cultura más allá del espectáculo y la veamos como un componente crucial de nuestra realidad y nuestras rutinas.
Todo esto está en el mapa, todo esto con sus detalles, sus enfoques, sus sugerencias, lo construimos a partir de diálogos abiertos, ciudadanos, a lo largo de estos meses. A todo el equipo tras estos esfuerzos, nuestro hondo agradecimiento. Ya está aquí, ya tenemos el mapa, ahora nuestro compromiso es recorrerlo aprendiendo en cada etapa de los procesos, viviendo esta propuesta de la cultura en comunidad. Cada ciudadano de Bogotá está llamado a eso, está invitado a esto: hagamos juntos realidad lo que aquí está trazado, vivámoslo, convirtamos el mapa en el territorio y que cada acción descrita encuentre su diálogo adecuado en la realidad.
Y no olvidemos, nunca, que además de este mapa tenemos la brújula siempre presente. Nuestro norte, nuestro centro, es el ciudadano. Todo lo que hagamos, todo lo que propongamos, todo lo que construyamos tendrá a la ciudadanía como base. La cultura en Bogotá es cotidiana y ciudadana, porque creemos en nuestra capacidad de crear desde el día a día, porque sabemos que las conversaciones más importantes tienen lugar alrededor de la mesa durante las comidas, porque contamos con la participación de todos para definir quiénes queremos ser, qué ciudad queremos habitar, y cómo vamos a llegar allí. Porque este mapa y esta brújula son de todos. Y mientras así sea, siempre llegaremos a buen destino.