Los principios del Modelo señalan la ciudadanía como principio y fin de la política cultural, la interculturalidad y la defensa por lo público, como los ejes del trabajo que el equipo territorial de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte ha desarrollado en las 20 localidades.
Poniendo como principal elemento a la ciudadanía, las labores del MGCT en el territorio han estado orientadas a la satisfacción de las necesidades y requerimientos de la comunidad, ya sea en calidad de usuario o beneficiario de servicios y programas públicos culturales, o como legítimo participante en los procesos de formulación, ejecución y control de las políticas públicas culturales, brindándoles un empoderamiento y calidad del servicio público cultural para todos.
Otro de los principios desarrollados por el Modelo es la interculturalidad, la cual le dio sentido a la gestión cultural, pues es uno de los ejes que trascendió el trabajo en territorio, ya que permitió identificar formas de relacionarse y entender la ciudad desde espacios de reflexión sobre la diversidad y la diferencia, logrando visibilizar prácticas ancestrales, la promoción de espacios de encuentro entre comunidades étnicas y el reconocimiento de prácticas y saberes que fortalecen la cultura de los territorios.
Los principios anteriores, van ligados al principio de la defensa de lo público, donde gracias a la gestión del Modelo en las localidades, se logró que los ciudadanos fortalecieran la confianza por lo público, y aportaran a su cuidado. Asimismo, el Modelo instauró capacidades institucionales para administrar y gerenciar los procesos culturales en los territorios, haciendo parte del engranaje de la cultural distrital, en el rol de interlocutores que priorizan y valoran lo público como sagrado.
Por otra parte, el Modelo de Gestión Cultural Territorial cuenta con dos estrategias: el fortalecimiento técnico – territorial, y el desarrollo humano y profesional.
En la estrategia técnica - territorial, el papel de los enlaces ha sido fundamental, pues con su gestión se logró identificar y conocer la dinámica territorial y las necesidades del funcionamiento de la cultura en las 20 localidades, para, a partir de ello, aportar los elementos técnicos necesarios para dejar capacidades instaladas tanto en el ámbito institucional como en el comunitario.
De igual manera, la estrategia de desarrollo humano y profesional, centró sus acciones en la cualificación permanente al equipo que implementa el Modelo y en la valoración de sus saberes, los cuales enriquecieron su puesta en marcha. La labor de la gestión pública de la cultura requiere profesionales cualificados pero también con escenarios de reconocimiento, aprendizaje y valoración.
Es así como este horizonte de trabajo impregnó el desarrollo de cada una de las líneas de acción del Modelo de Gestión Cultural Territorial, enriqueciendo esta apuesta por cualificar la gestión cultural pública de la cultura en las localidades.