Autor: Mónica Esparza Patiño - escritora peruana.
Era invierno y hacía frío. Mientras tanto Pipo miraba a su alrededor, todo parecía igual, los mismos árboles, rocas y piedras y la misma montaña de todos los días.Sin embargo, se le ocurrió una idea, qué habrá detrás de la montaña, nadie nunca se ha atrevido a cruzarla.
Entonces, junto algo de agua en su cantimplora, un pedazo de pan en su bolsillo y se dirigió hacia un viaje a la montaña. Cuando llegó al otro lado ya casi sin aliento sus ojos no lo podían creer, había una vegetación increíble, flores de todos los colores, plantas y muchos animales viviendo con unos pequeños hombrecitos y mujercitas de pequeño tamaño.
- Y tu quién eres, le preguntaron algo asombrados.
- Me llamo Pipo y ustedes quiénes son. - Somos seres que vivimos en paz y amor. Vivimos de lo que cosechamos y compartimos todo lo que tenemos los unos con los otros, por eso nunca peleamos y nos llevamos de las mil maravillas.
Pipo estaba impresionado pues jamás se imaginó que detrás de la montaña encontraría un mundo nuevo lleno de amor y alegría. Pasaron unos días y Pipo se sentía como en casa, se hizo amigos de aquellas personas tan pequeñas pero con unos corazones muy grandes. El les dijo:
- Me gustaría quedarme a vivir con ustedes pero es hora de volver. Podrás volver con una condición le dijeron, que no le reveles a nadie nuestro lugar secreto.
- Lo prometo, dijo Pipo. - Y qué has aprendido de nosotros, le pregunto uno de ellos.
- Que si compartimos nuestras vidas y todo lo que tenemos con los demás todo se vuelve hermoso y pacífico. Entonces, ya estás listo para volver.
Pipo volvió a su casa con su cantimplora vacía pero con su corazón lleno de ilusión, amor y esperanza. Y comprendió que en esta vida no todo es lo que parece pues detrás de la montaña se oculta en secreto un mundo mejor.