Resalta, a los ojos del transeúnte desprevenido, descubrir recurrentemente su imagen replicada en las puertas de las aceras de la localidad más industrial de Bogotá. Pasa en sus barrios más residenciales, pasa en los recovecos tranquilos que bordean las zonas verdes y los parques silenciosos, y si es usted solo un visitante de la localidad, sin duda le sorprenderá: las puertas hacen las veces de espejos en Puente Aranda, más que en ninguna otra parte.