La localidad de Teusaquillo es reconocida por tener la mayor diversidad de Patrimonio Arquitectónico de la capital. Es por esta razón que es muy importante reconocer los esfuerzos que familias realizan década tras década para restaurar sus viviendas y conservar el valor cultural y patrimonial de la localidad. En esta ocasión, presentamos la Casa de la AC 34 # 17 - 01, restaurada y conservada por Beatriz y Ricardo, esposos que reconocen el aporte arquitectónico y patrimonial que ofrece la localidad a la ciudad, y por esto se han dedicado los últimos años a mantener su casa en perfecto estado después de una larga intervención aprobada por el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural.
La Casa se construyó en la década de 1930, cuando el actual barrio Teusaquillo, según dicen, se llamaba Las Nieves, y hacía parte de los terrenos denominados Teusaquillo y Las Mercedes. El lote donde fue construida la casa fue adquirido por el señor Roberto Bejarano el 20 de abril de 1933, según reza la escritura del 20 de octubre de 1933: “levantó a sus expensas una casa de habitación de dos pisos, de paredes de ladrillo con techos de tejas de barro cocido”.
Así empezó la historia de la casa según cuentan las escrituras redactadas a mano. El tiempo de construcción de la casa fue aproximadamente de 6 meses, tiempo record para la época, aunque no hay planos históricos ni registro de esa época.
Durante muchas décadas fue morada de familias bogotanas, hasta que en la década de 1980 una empresa de floricultores la adquirió. No quedó ningún registro de fotos antiguas que muestren el interior o el exterior de la casa en épocas pasadas y dado el carácter comercial que tuvo por más de 30 años, la vivienda había perdido la calidez del hogar: no tenía puertas, el piso de madera del primer piso se había cambiado por cemento para poner alfombra y, en la entrada, una tableta roja de la época. La chimenea duró décadas sin encenderse y el antejardín había perdido su esencia verde.
Sin decir que la casa se veía mal, sí tenía mucho por hacerle. Después de extensas consultas, de aprender sobre bienes de interés cultural, de saber qué se podía intervenir y qué no, comenzó la restauración. Se solicitó permiso al Instituto Distrital de Patrimonio para repararla conforme a la norma. El propósito era conservar su belleza y resaltar todas sus característica particulares que la hacen única.
La reparación incluyó paredes, pintura, cambio de las redes de acueducto y modernización de las redes eléctricas. Se debió pelar capas y capas de pintura que la madera exterior tenía, remover la pintura blanca que cubría la madera interior y poner puertas, pues a la casa le habían quitado las originales de madera.
En el techo se realizó un trabajo minucioso donde se tuvo que bajar cada una de las tejas de barro cocido para lavarlas a mano. Se bajó material que se usaba en esa época como cama de sostenimiento, se cambiaron las vigas podridas por el agua y las termitas, y se volvió a armar el techo. Sólo esta labor duró 6 meses.
Todo lo que se ha hecho en la casa ha sido con el amor del hogar, el sueño de la familia es tratar al máximo de mantener viva una parte de la historia de Bogotá, de Colombia, un tiempo en que la ciudad creció mostrando el desarrollo del país y las características urbanísticas de la época.