Una política pública será efectiva en la medida en que genere una pedagogía ciudadana hacia la democracia, entendida esta como la posibilidad de construir propuestas colectivas, con la participación de distintas fuerzas sociales y políticas que tienen no solo un interés en la misma, sino también capacidad de negociación. Para lograr esta propuesta colectiva, es necesaria la participación ciudadana, entendida como la intervención directa o indirecta de distintos actores en la definición de cursos de acción que tendrán incidencia en sus dinámicas de vida. La participación ciudadana permite a los individuos de una sociedad jugar un papel activo en el proceso de toma de decisiones e incidir en las estructuras del Estado. El fortalecimiento de la ciudadanía y de la democracia pone en perspectiva la posibilidad de una mayor incidencia de los individuos a través de sus organizaciones en la esfera de lo público, en relación a las decisiones que el gobierno toma en el ámbito de las políticas públicas. Siendo así, la participación ciudadana es un instrumento decisivo para transformar el espacio estatal en un espacio público y de este modo contribuir a la concreción de condiciones para avanzar hacia una sociedad con mayores niveles de gobernabilidad y democracia.
El Sistema Distrital de Arte Cultura y Patrimonio (SDACP), que este año cumple 20 años, es el principal puente de interlocución entre la ciudadanía y la Administración Distrital para debatir, analizar y discutir sobre los asuntos culturales, patrimoniales y artísticos en Bogotá, siendo el espacio privilegiado para la participación ciudadana en la construcción de la política pública cultural de la ciudad. La participación ciudadana en cultura se enmarca en la Constitución Política de 1991, la cual definió la participación política y social en mecanismos como el referendo, la consulta popular, el plebiscito y el cabildo abierto, entre otros. En el Distrito Capital el Acuerdo 12 de 1994, en su artículo 23 institucionaliza como paso fundamental para la definición de los Planes de Desarrollo del Distrito y su presupuesto, la concertación participativa con la ciudadanía. El Decreto 462 de 1994 creó el Sistema Distrital de Cultura, el Consejo Distrital y los Consejos Locales, dando la posibilidad a los ciudadanos de incidir como entes asesores, en la gestión y el desarrollo cultural.
El Decreto Distrital 627 de 2007 estableció el sistema Distrital de Cultura, Arte y Patrimonio, definiendo sus agentes, sus espacios y sus procesos. Como principios orientadores planteó la diversidad cultural en perspectiva de derechos, la igualdad, la cultura como pilar del desarrollo humano sostenible, la autonomía y libertad cultural, la participación y concertación, y la solidaridad. Organizó el sistema a través de los subsistemas de Artes; Patrimonio Cultural; Culturas de Grupos y Comunidades étnicas y campesinas, mujeres, poblaciones y sectores rurales y sociales; el subsistema Local de Arte, Cultura y Patrimonio; y el de Equipamientos Culturales; y creó Consejos Distritales para atender cada uno de ellos.
El Decreto 455 de 2009 modernizó el Sistema y lo armonizó con la Ley 1185 de 2008 que reglamenta los Consejos Nacional, Departamental y Distrital de Patrimonio Cultural. Esta última reforma buscó una mayor inclusión social, redefiniendo la estructura del Sistema, los espacios que la componen (incluyendo la creación de las Mesas Culturales), y las funciones de los Consejos como espacios de encuentro, deliberación, participación y concertación de las políticas, planes, programas y proyectos, públicos y privados, y de definición de las líneas de inversión proyectadas para el desarrollo del arte, la cultura y el patrimonio.
A pesar de las periódicas modificaciones y evaluaciones realizadas al Sistema, las continuas transformaciones sociales en la ciudad enfrentan al Sistema a nuevas realidades. Urge un cambio y una renovación, el sistema debe repensarse y definir un espacio para los nuevos retos que se presentan a diario. Debemos buscar los medios y las herramientas para subsanar los principales problemas que hoy aquejan el sistema: las restricciones en el alcance de la participación; las rigideces propias del modelo; las limitaciones que tienen los agentes culturales para interactuar, gestionar y coordinar con lo público; la ausencia de competencias de los ciudadanos y los agentes culturales para la participación; la incapacidad para canalizar, gestionar y representar los intereses ciudadanos; y las problemáticas que han traído consigo desconfianza y apatía frente a la funcionalidad del Sistema.
La renovación de cada uno de los espacios que hacen parte del SDACP es un objetivo que no solo implica llevar a buen término las elecciones de nuevos consejeros. Además de la estructuración de un buen proceso de elecciones -que incluye reformas normativas necesarias como la modificación de la Resolución 484 de 2009, eliminando las barreras al ejercicio del voto que allí se establecían, permitiendo que nuevos ciudadanos interesados en el arte, la cultura y el patrimonio puedan acercarse a elegir y ser elegidos-, es necesaria la definición de una estrategia consciente y comprometida, que no solo llame al ejercicio del voto, sino que incluya la promoción, formación y cualificación de los ciudadanos, electores y candidatos sobre lo que es el Sistema, su conformación, funcionamiento y alcances, un proceso que construya, promueva las competencias, el interés y la consciencia sobre el Sistema Distrital de Arte Cultura y Patrimonio.
Siendo así, las elecciones de nuevos consejeros que se llevará a cabo en septiembre es un proceso integral de renovación del Sistema como modelo de participación ciudadana, pues no solo se eligen consejeros sino que el proceso contempla el alistamiento y articulación interinstitucional para enfrentar el proceso, eventos académicos y de reflexión como invitación a las discusiones sobre el fortalecimiento de los Consejos como espacios participativos y talleres de formación para la gestión participativa de la cultura. El proceso de elecciones se articula además con una variada agenda para la reflexión y construcción de las nuevas políticas públicas en cultura para la ciudad que han sido programadas este año, como el Seminario Distrital en Política Pública, Recreación y Deporte y el Foro Arte y Paz en marzo, el Foro Distrital de Políticas Públicas sobre Música en junio, la Cátedra de Nuevas Políticas Culturales en agosto y el Seminario Internacional de Formación Artística en noviembre.
Sin duda, se responde a los planteamientos del sociólogo británico David Held cuando propone que frente a la transformación de las formas de convivencia, de las relaciones vecinales y del tejido social urbano, se hace necesario fortalecer la democracia participativa, caracterizada por el derecho igual para todos al autodesarrollo, que solo puede alcanzarse en una sociedad participativa que fomente un sentido de la eficacia política, nutra la preocupación por los problemas colectivos y contribuya en la formación de una ciudadanía sabia, capaz de interesarse de forma continuada por el proceso de gobierno, con participación de los ciudadanos en la regulación de las instituciones clave de la sociedad y el mantenimiento de un sistema institucional abierto, que garantice la posibilidad de experimentar con nuevas formas políticas.
Lo que está en juego es otorgar calidad a la democracia, propendiendo por una democracia participativa, lo cual supone la democratización de la forma de gobierno incorporando a la ciudadanía, a través de diferentes espacios e instrumentos, en los procesos de planeación y gestión local. Se trata de formar ciudadanos que puedan ejercer sus derechos políticos, sociales, culturales y urbanos cumpliendo con las obligaciones que implica habitar una ciudad. La participación posibilita el establecimiento de vínculos y relaciones colegiadas que permite a los distintos actores sociales asumirse como parte de los sistemas de organización social, política y cultural de la ciudad.
En último término, se trata de pasar de agentes sociales pasivos a agentes sociales activos, lo que conlleva la pérdida del monopolio gubernamental y de los funcionarios electos sobre las decisiones públicas y la entrada en la arena decisoria de diversos actores de la sociedad. Esta transición se basa en el convencimiento de que la efectividad de las políticas públicas depende del acuerdo entre múltiples actores, ninguno de los cuales puede determinarlas por sí solo, por lo que los procesos decisionales dependen del acuerdo y la interacción entre varios de ellos, donde el debate y la deliberación pública en un clima de respeto mutuo, así como los acuerdos, la construcción de consensos y la corresponsabilidad en las decisiones públicas son componentes claves para la construcción de las políticas públicas. Parafraseando a André-Noël Roth, enfrentamos un “retorno” de la política en las políticas públicas que, al final, legitima una mayor participación ciudadana.
En el proceso de renovación del Sistema es necesario un debate abierto y franco sobre su estructura, sus espacios y sus alcances. ¿Considera la ciudadanía que el Sistema Distrital de Arte, Cultura y Patrimonio es una plataforma adecuada para la participación en el proceso de toma de decisiones? ¿Encuentra la ciudadanía en los consejeros representantes que canalizan sus intereses? ¿Son conscientes los consejeros de la importancia de su papel, no solo en la definición de la destinación de presupuestos sino de su capacidad de influir decisivamente en el diseño de las políticas culturales en la ciudad? ¿Tienen realmente los consejeros capacidad de negociación para determinar las políticas públicas? ¿Están preparados los consejeros para asumir las responsabilidades que conlleva pertenecer a un Consejo? ¿Conoce la ciudadanía por qué y para qué participar en los Consejos y qué exigir de ellos? ¿Cuáles son las barreras que encuentra la ciudadanía para el ejercicio real de su participación en los Consejos? Conscientes de las dificultades que evidencia el Sistema hoy en día, ¿estamos frente a una crisis del modelo o más bien de los espacios de representación y participación del mismo?
La Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte abre este espacio de debate para la participación de los interesados en el tema, que dada su importancia, deberíamos ser todos los bogotanos.