Boletín No 7. julio de 2015 |
EditorialHacia el mínimo vital cultural Los 32 colectivos y agrupaciones comunitarias que fueron ganadoras de la beca ‘Comunidades Creativas en territorios prioritarios urbanos’ iniciaron este mes de julio la ejecución de proyectos creativos, de memoria y de cultura. La beca viene a apoyar procesos en su mayoría ya existentes que no contaban con el apoyo de la administración cuyos programas estaban centralizados en unas 4 o 5 localidades, como lo afirma el reciente informe de Calidad de Vida de Bogotá Cómo Vamos. Pertenecientes a barrios de 13 localidades considerados de alto riesgo por sus condiciones de pobreza y seguridad, el programa busca garantizar los derechos culturales en estas comunidades y estudiar el impacto de estos programas en el fortalecimiento del tejido social y la convivencia. No se trata simplemente de la entrega de unos recursos, el programa incluye un acompañamiento pedagógico en ciudadanía y gestión cultural. Tampoco se trata de diseminar apoyos en grupos aislados con iniciativas focalizadas en cada territorio. Al contrario, las 32 agrupaciones están trabajando articuladamente como una red de Comunidades Creativas. Al igual que las becas de Ciudadanías Juveniles, las de Bibliotecas Comunitarias y las de Lectores Ciudadanos, estos estímulos buscan generar equidad y ser laboratorios a través de los cuales la Secretaría, para efectos de orientar la política, pueda trabajar con nuevas voces generalmente apartadas, aprender buenas prácticas de gobernanza y sustentar el impacto social que la garantía de los derechos culturales conlleva en una comunidad. El pasado mes de junio La Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte presentó un proyecto al Fondo para la Gestión del Riesgo y el Cambio Climático (FONDIGER) que fue aceptado. Con estos recursos se otorgarán becas en barrios de alto riego para apoyar iniciativas artísticas y culturales de la ciudadanía que además contribuyan al cuidado del territorio, a prevenir el riesgo y manejar situaciones de calamidad. La sala de reuniones de la SCRD estuvo a reventar el pasado viernes 31 de julio, en su mayoría jóvenes y líderes comunitarios de barrios de Usaquén, Chapinero, Santa Fe, San Cristóbal, Usme, Kennedy, Suba, Rafael Uribe Uribe y Ciudad Bolívar. Justamente esas localidades en que, mediante mecanismos tradicionales y nuevas alianzas, se está logrando extender las capacidades culturales de la ciudadanía. La encuesta de Calidad de Vida en Bogotá 2014 presentada el pasado miércoles en la Universidad Javeriana, reconoce este esfuerzo de la ciudad por la descentralización de las oportunidades culturales hacia zonas más vulnerables de la ciudad, al tiempo que también amplía su visión de lo que es lo cultural en la ciudad. De 3 variables, la Secretaría de Cultura ya ofrece datos sobre las 15 variables de la encuesta, lo que permite que la presencia del campo cultural en la ciudad empiece a tener un mayor protagonismo y a visibilizar su incidencia. Clarisa Ruiz NormativaLuchas financieras por la garantía de un derecho Actualmente el presupuesto destinado al IDRD lo conforman, casi en dos terceras partes, rentas provenientes de impuestos o fondos específicos, demostración de alta politización del presupuesto y de las dificultades a la hora de planeación en el sector del deporte por la incertidumbre que conlleva el recaudo de impuestos. Lo que acontece con el denominado “impuesto al deporte” proveniente del recaudo derivado de las líneas de telefonía fija, debe llamarnos a la reflexión. Como consecuencia de una Acción Popular instaurada contra el Distrito, el Tribunal Administrativo de Cundinamarca ordenó y ratificó la suspensión del cobro en dos instancias diferentes (2010 y 2013). Ante ello, la Administración inició una acción de nulidad (2013) que condujo a que en ese año el Consejo de Estado se pronunciara aclarando que las normas que dieron origen al impuesto eran legales y estaban vigentes. Los pronunciamientos de las dos corporaciones son pues contradictorios: por una parte se ordenó la suspensión del recaudo del impuesto y, por otra, se confirmó la legalidad de las normas que lo sustentan. El IDRD solicitó nuevamente al Consejo de Estado aclaración pero el fallo del pasado mes de enero no ayuda a resolver la contradicción. Por lo anterior, el IDRD interpondrá en los próximos días una acción de tutela que busca que haya claridad jurídica en la materia. Los cálculos derivados del impuesto a la telefonía hoy son inciertos dados los cambios tecnológicos. Sin embargo, el recaudo durante los dos últimos años (16.200 y 21.400 millones en 2008 y 2009 respectivamente) nos aproximan al monto de los recursos que han dejado de percibirse. El presupuesto del IDRD ha aumentado en la actual administración en un porcentaje cercano al 50%; sin embargo, lo ideal es que el presupuesto destinado al sector sea parte del gasto público social, como lo prevé la Constitución ( art.52) y las leyes vigentes (181 de 1995), y se convierta en un gasto fijo recurrente destinado a garantizar el goce efectivo del derecho social a la práctica del deporte y la recreación bajo condiciones de universalidad y progresividad. La Cultura, componente fundamental de las grandes obras y transformaciones de la capital
En estas obras, el criterio técnico del IDPC aporta una posición muy clara que toma sus raíces en el compromiso con el cuidado ambiental de la ciudad. La restauración de la Santamaria, la expropiación del San Juan y la peatonalización de la séptima son hechos que hacen de Bogotá un ejemplo de ciudad que valora su memoria, la vida y las personas más allá de todo interés comercial. Participación y representatividad, al unísono Después de un amplio foro y extenso debate, el proyecto radicado por el Distrito para dar respuesta a la solicitud del movimiento animalista que busca propiciar una consulta popular que ponga a consideración de los ciudadanos si hay o no tradición taurina en la capital, el Concejo de Bogotá le dio el sí a la propuesta con una votación a favor contundente que no dejó dudas sobre la favorabilidad y legalidad del proceso que busca avanzar por la vía de una combinación entre la democracia participativa y la representativa. Corresponde ahora al Tribunal Contencioso Administrativo de Cundinamarca pronunciarse en los próximos días. La consulta popular es un mecanismo de participación ciudadana, que en este caso tiene varios estudios previos y varios debates ciudadanos, enmarcados en la defensa que hace la Bogotá Humana de todas las formas de vida. Los avances en materia de protección animal en Bogotá se han hecho en el marco de las leyes y se inscriben en el Plan de Desarrollo de una ciudad que busca un modelo no depredador para lograr su desarrollo sostenible. Se trata entonces de un paso histórico que reconoce el avance significativo de una conciencia que no admite el maltrato animal en la sociedad colombiana. ActualidadTercera Cátedra de Nuevas Políticas Culturales
Rebeldes en Tránsito: Memorias del Hip-Hop en Bogotá
Nuevas políticas para el desarrollo de colecciones
La colección de Bibliored pasó de contar con 536 mil volúmenes en 2011 a 580 mil en 2015 en libros de papel. En lo concerniente a recursos digitales la colección presenta un salto importante que demanda una movilización también de soportes digitales, promotores expertos, calidad de la conectividad y oferta de producción nacional para lograr una acción equilibrada en el contexto distrital. En efecto, de 5 bases de datos, se pasó a 20 bases de datos y a contar con cerca de 10 millones de recursos digitales puestos a disposición de la ciudadanía a través del sistema de afiliación. Libros, revistas, música, cursos de lenguas, juegos, películas y documentales, conforman la oferta. La Biblored trabaja en la construcción de lineamientos de política de adquisiciones que logren un equilibrio entre diferentes criterios como los de preservar la bibliodiversidad y la edición alternativa (en Bogotá ésta es garantizada principalmente por pequeñas editoriales que trabajan en papel) y el impulso a alianzas para compras y para producción nacional de libros y recursos digitales que atiendan los gustos, particularmente de la juventud, en la era digital. La Biblored tiene por vocación ocuparse de difundir el placer de la lectura y la cultura escrita en sus diversas modalidades, así como propiciar la socialización y el dialogo de los saberes entre el ciudadano corriente y con este objetivo se construye su colección. El reto es muy importante si se piensa que la inversión en adquisición de libros y recursos (digitales o de papel) solo representa el 7% del presupuesto general de la Biblored. Salón de DebateEl sociólogo mexicano Roger Bartra,, autor de Las redes imaginarias del poder político, habla en esta ocasión sobre una noción expandida de cultura y el papel del público en la recepción cultural. -¿Qué debe entenderse hoy por “cultura”? ¿Qué distinguiría a los productos y prácticas culturales de otros muchos productos y prácticas (mercancías, políticas públicas, actividades de la vida cotidiana, etc.)? Yo entiendo la cultura a la manera de los antropólogos: como un sistema simbólico que está presente en las actividades e instituciones sociales y que cristaliza en obras y objetos muy diversos. Las llamadas prácticas culturales y sus productos, en este sentido, son solamente una parte de la cultura. Las prácticas culturales se suelen restringir a las manifestaciones artísticas de lo que se puede llamar la cultura culta y que suele ser objeto de culto: pintura, escultura, música, danza, artesanía, literatura. Pero desde una perspectiva antropológica es importante trazar las continuidades, las semejanzas y los paralelismos entre las “obras de arte” y objetos, prácticas, creencias o costumbres como productos industriales, formas de cocinar, armas, hábitos sexuales, herramientas, sistemas de parentesco, edificios, ceremonias religiosas, costumbres funerarias, etc. -¿Cómo concebir hoy las dinámicas de la recepción cultural? ¿Cuál es el papel del público? Es muy distinto el público que recibe como un don la creación cultural, y que se alimenta espiritualmente de ella, del que forma parte de un mercado consumidor. En el seno de este mercado consumidor de bienes culturales se aloja un grupo que mantiene un vínculo creativo con las obras que adquiere. Hay también en segmento que busca el entretenimiento circunstancial. En realidad, el público que absorbe obras culturales es muy heterogéneo. Sus diferentes componentes interactúan entre sí, de manera que se forman cadenas y redes. El consumo de bienes que están de moda y de best-sellers, impulsado por la imitación, puede estimular el crecimiento de apetitos estéticos muy sofisticados que buscan expresiones originales fuera de las tendencias mercantiles hegemónicas. (Fragmentos tomado del sitio web www.horizontal.mx) |
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