
Tal vez has visto salir unos extraños animalitos que se encuentran sobre las hojas de algunas plantas, o que salen de las raíces de los árboles de tu conjunto residencial o del parque que más frecuentas.
Esos animalitos que has visto algo pegajosos, que parecieran tener los pies en el estómago y que en su lomo tienen un caparazón muy duro, se conocen con el nombre de Caracoles.
Los caracoles se encuentran entre las casi 50 mil especies de moluscos, por ese motivo tienen su cuerpo protegido por un duro caparazón y se pueden desplazar gracias al aparato locomotor llamado pie. Su cuerpo está formado por el pie y la cabeza. En su cabeza hay dos tentáculos o antenas mayores que se encargan del tacto, tienen otros dos pequeños que son los responsables del olfato.
Estos animalitos pueden ser marinos, de agua dulce y terrestre. Han adaptado su singular modo de locomoción a un amplio abanico de hábitats (lugares donde viven) terrestres y acuáticos, desde las profundidades y las costas de los océanos hasta todas las masas de agua dulce. De las áreas tropicales a las montañas y los desiertos.
Los caracoles se mueven por medio de una serie de contracciones musculares ondulatorias que recorren la cara inferior del pie. Este movimiento cuenta a menudo con el auxilio de cilios (una especie de paticas) y, en los caracoles de tierra, con el de un soporte mucoso que segregan.
Los caracoles, en general, se alimentan de materia vegetal, sobre todo de algas y de materia en descomposición, y son miembros importantes de la cadena alimenticia, ya que son una fuente de alimento para los peces y las aves.
El caracol se alimenta por medio de una lengua en forma de cinta que a menudo contiene muchos miles de dientecillos, que salen de la abertura de la boca y raspan las rocas y las hojas. Algunos caracoles carnívoros tienen dientes capaces de perforar las cubiertas de otros moluscos para llegar hasta su carne.
Muchos caracoles son pequeñísimos: miden tan sólo 0,1 cm de longitud. Otros, como el caracol de tierra africano, alcanzan los 20 cm. La concha helicoidal en la que se recoge el animal le sirve como protección contra los depredadores y la desecación.
¿Sabes cómo sobreviven los caracoles de tu ciudad? Los caracoles de Bogotá como son terrestres están muy bien adaptados a los cambios de humedad; esto les ayuda a cubrirse de las grandes lluvias, se esconden dentro de su concha una vez estén debajo de algún tronco, o rama gruesa de plantas o árboles.
Muchos Bogotanitos querrán tener estos animalitos como mascota, pero los caracoles no son mascota para ninguna persona, ya que su medio es muy diferente a lo que les podemos ofrecer. Escogen muy bien su comida, la temperatura de su cuerpo y necesitan su medio natural al igual que la humedad.
Los caracoles necesitan de una cantidad de humedad en su cuerpo para poder trasladarse de un lugar a otro. En pocas palabras, los caracoles son una especie que necesita cuidados especiales y sólo su medio natural se los puede proporcionar. Hay personas que tienen “cultivos” de caracoles, pero ellos los usan para ser comestibles o para hacer las cremas conocidas como “crema de caracol”. Estos caracoles que se encuentran en estos lugares también tienen un trato especial y sólo los expertos saben cómo hacerlo. No intentes tener un caracol como mascota. Disfruta buscándolos luego de la lluvia para mirarlos.